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Erica Bohm
24 - 27 oct
Testigos (Permafrost), 2022
16 fotografías color sobre papel
40 x 40 cm cada una | 180 x 180 cm.
Hielos permanentes fotografiados en el archipiélago de Svalbard al norte de Noruega en el polo norte. Los seres humanos consideran a los hielos permanentes como archivos y testigos del impacto que sus eventos históricos tienen sobre el planeta.
En 2015 los científicos Simon L. Lewis y Mark A. Maslin de la Universidad de Leeds en Londres realizaron una investigación sobre los hielos antárticos. Esta investigación evidencia que el año 1610 se distingue en los núcleos de hielo por un descenso en el dióxido de carbono atmosférico. El impacto de la colonización europea sobre el continente americano dejo un saldo de 56 millones de habitantes nativos asesinados, esta matanza produjo su huella en el hielo antártico. Las enormes tierras de cultivo abandonadas volvieron a convertirse en bosque y los árboles absorbieron mas carbono que los cultivos.
Este estudio climático indica que la huella mas antigua de menor cantidad de CO2 en la atmosfera ha sido situada durante la masacre de la conquista de América en el siglo XVI.
“Además de los informes escritos sobre la aniquilación, un testimonio macabro sobrevive en la estratigrafía de la Tierra. El registro histórico oculto en las profundidades del hielo sugiere que cuando las poblaciones americanas desaparecieron no quedó nadie para mantener sus ciudades y pronto los árboles recuperaron grandes extensiones de tierras de cultivo. Todos los pueblos, los canales, las excavaciones, los caminos, esencialmente toda la evidencia de las grandes civilizaciones amazónicas y mesoamericanas, rápidamente se convirtieron en bosques. En unas pocas generaciones el Amazonas resurgió y re-ocupó lo que los conquistadores habían destruido. Sediento de CO2, el aumento sin precedentes en la vida vegetal fue tan vasto como para dejar su marca en el registro atmosférico global. Esto sólo pudo haber ocurrido a causa de un genocidio total.” Nomos and Cosmos, Adrian Lahoud.
¿Son los hielos entonces los guardianes y testigos de las acciones del hombre en la historia del planeta?
A raíz de esta inquietud se me hicieron presentes varias fotografías que tome hace unos años en un viaje al polo norte, al archipiélago de Svalbard al norte de Noruega, polo opuesto al continente Antártico. La actividad humana en ese archipiélago esta regulada incluso hasta en las cuestiones relacionadas con la muerte. Lxs habitantes comentan poéticamente que “está prohibido morirse en Svalbard”, es que al tratarse de un suelo de permafrost por ley ningún humanx puede ser enterrado en ese territorio, el cuerpo es trasladado a un cementerio en el continente. Únicamente se encuentran enterrados allí siete mineros fallecidos por la gripe española de 1918 y hace unos años un grupo de científicos descubrió que la epidemia que los mató podría volver a despertar a raíz del calentamiento global.
A las afueras de Longyearbyen, un pequeño pueblo del archipiélago, se encuentra el “Arca de semillas” o Banco mundial de semillas. Está ubicado allí por ser ese territorio un freezer natural. Ubicado a más de 100 metros de profundidad en una montaña, se trata de una bóveda que alberga más de 1.400 especies de semillas y más de 500.000 muestras de los cultivos del mundo. Ese espacio se encuentra rodeado de permafrost lo que permite que las semillas se conserven intactas.
El territorio congelado y sus hielos conservan tanto la vida en su estado potencial y también la muerte. Los hielos como testigos en relación a la vida y la muerte.
Erica Bohm
Buenos Aires, junio 2023



