Victor Florido

El trabajo de Victor Florido es una búsqueda poética, autobiográfica, a través de la pintura narrativa.
La imagen del espacio escénico evoca las operaciones de la memoria como un teatro habitado por figuras arquetípicas, relatos que se reciclan, que conforman un trasfondo subjetivo, como un orden de la percepción.

Algunos arquetipos que reaparecen en esa memoria reelaborada y ficcionada, son la madre y el niño, el hombre abatido, el boxeador, los hermanos bebé, el pintor, la durmiente, diversas figuras durmiendo, y aparecen muebles domésticos y escritorios de oficina. Y la biblioteca que, como otra memoria, informa, demarca y tensiona los límites entre lo determinado y lo amorfo, el caos y el relato organizado o principio de realidad. Junto al relato ficcional-biográfico se dan a ver referencias a la posibilidad poética de transformarse a si mismo y al mundo por medio de las herramientas del artista, como la tela vacía, las vasijas donde se mezcla el óleo, las mesas de trabajo, etc. De igual manera, aparecen referencias al mundo del sueño, como un intermedio entre el mundo de los vivos y la muerte.

Esas metáforas recurrentes son un intento de reflejar en esta ficción autobiográfica algunas de las tensiones que marcaron tempranamente su relación con el arte y con las creencias fundantes de su entorno familiar y social, los problemas de identidad de la clase media ilustrada, que reniega de los mitos y de una parte de sí misma, entre la fascinación y el terror frente al espejo identitario que ha creado.