



UN AMOR Y UNA PROMESA
FABIO RISSO PINO
16 Nov - 2024 | 15 Mar - 2025
Hace ya varios años Fabio Risso Pino decidió vivir y trabajar en Punta Lara, Ensenada. Desde este punto geográfico más periférico de la escena cultural, dedica todos los días a obrar en su práctica artística. A Fabio le interesa trabajar con las políticas de la manualidad, el oficio y un imaginario propio donde vincula la ternura, el humor, la nostalgia y una sexualidad homoerótica. Sus obras presentan maneras de hacer que evocan un concebir folclórico y, a primera vista, cercano al naif.
Luego de varios años de no exponer de manera individual en Buenos Aires, en Un amor y una promesa despliega un conjunto de obras atravesados, en esta oportunidad, por un tono autobiográfico.
El duelo ante la pérdida de un ser querido es un momento de crisis, sobre todo si su presencia forma parte importante en la vida emocio- nal de una persona fomentando una relación de cariño y sostén. Provoca una fractura en la cotidianeidad naturalizada que propicia el inicio de análisis y reflexiones. No sólo la tristeza asume un carácter embriagador, sino que, en muchas oportunidades, habilita a que se active un proceso de reelaboración de lo personal (lo afectivo, lo sentimental, lo profesional), de evaluación de las decisiones que se han tomado y del momento en el que unx se encuentra.
Estos estadios pueden durar meses y hasta años. El tiempo se percibe de otra manera y la atención se torna flotante. A su vez, si un hecho de esta envergadura se anuda a una reelaboración general sobre dónde se encuentro unx en la vida de lo que se estipula biológicamente como “la mediana edad”, estas instancias pueden ser más profundas.
Esta exposición diagrama con algunos de estos componentes. Fabio inició su carrera artística de manera fulminante. Siendo joven formó parte de una generación de agentes que integró una escena en ebullición. Premios, galerías nóveles y audaces, grandes ciclos de exposi- ciones colectivas, el crecimiento de arteBA como la feria más grande del país, enmarcado en un clima de bonanza económica y conquista de derechos sociales luego de la gran crisis del 2001. En este contexto de frenesí, Fabio participó activamente de la escena a pesar de ir encontrando incomodidad en varios aspectos que conforman su dinámica y sociabilidad. Distintas situaciones del orden de lo macro y de la micropolítica hicieron que aquel ímpetu juvenil que abrigó la esperanza de vivir de su práctica, se fuera moviendo hacia otras circuns- tancias.
Un amor y una promesa abraza a una de las salas de la galería. Pintada a la manera de las fachadas de algunas casas de Punta Lara, los colores emulan la decoración del paramento exterior de una vivienda residencial en las zonas suburbanas de los grandes conglomerados urbanos. En el espacio, dos esculturas hechas en madera, caña, zapatos de maniquíes se ubican en uno de sus lados enmarcadas por un umbral azul. Asumen una importancia visual, no sólo por su tamaño y el marco de su exhibición sino también porque muestran las “costu- ras” de su construcción, del ensamblaje de cada parte de sus cuerpos. Son dos muñecos, uno del sol, el otro de la luna. En ellos no hay nada sano, hay mucho remedo a la vista, dan a ver sus daños y también sus enterezas. Enfrente, bastante lejos y espejado en la pared opuesta, un collage bordado exhibe a los mismos personajes en una actitud similar: en comunión, en complicidad, en un abrazo.
Estas dos escenas engloban una muestra que exhibe objetos, esculturas, pinturas, collages que diagraman sobre la cercanía del amor, el duelo, la fragilidad del momento y la ternura infinita. Aquí hay complicidades entre personas y animales, autorretratos, una mirada inteli- gente sobre los comportamientos que accionamos en la vida, guiños críticos a la división entre alta y baja cultura y una pregunta capital sobre aquella división que separó al arte de la artesanía.
De esta manera, en Fabio existe una estética del hacer con materiales cercanos, bastardos y de impronta provisoria. Botones, lanas, carto- nes, hilos, telas, repasadores, plasticolas de colores, acrílicos cuidadosamente elegidos por su carácter precioso. Con ellos configura imá- genes exquisitas, prolijas, inmaculadas aún a pesar de presentar algunos “errores”, como la lana deshilachada en los bordados. Cuando pareciera que llegar a la “mediana edad” en una sociedad vorágine por la juventud y la novedad se convierte en una pausa en el hacer artístico en términos de presencia en la escena, Fabio decide concentrarse en el trabajo. A pesar de que pudiera haber un replanteo por su posición como artista, la diagonal es la de encontrar un nuevo espacio discursivo donde elaborar la renuncia y despedida a un deseo de juventud, con un halo de nostalgia. En los pliegues de las sonrisas, en las arrugas de los ojos achinados por la ternura, en las composi- ciones de las piezas, Fabio presenta una dimensión de lo artesanal profundamente sustentada en una reflexión de su autopercepción como artista.
Texto
Sebastián Vidal Mackinson